¿Crees que la otra persona es obstáculo para tu propia grandeza? (III: Diferencia entre celo y envidia)

La envidia es distinta a los celos porque siempre es mala, en cambio, puede haber un celo bueno proveniente del amor de amistad

1. El celo es ponerte triste… no porque el otro tenga un bien… sino porque no lo tienes tú. Esa tristeza es buena cuando es un bien honesto, pero podría ser mala cuando es un bien temporal.

(IIª-IIae q. 36 a. 2 co.) “se puede tener tristeza del bien ajeno no porque él posea el bien, sino porque el bien que tiene nos falte a nosotros. Esto propiamente es celo, como escribe el Filósofo en II Rhet. Y si este celo versa sobre bienes honestos, es laudable, según la expresión del Apóstol en 1 Cor 14,1: Envidiad lo espiritual. Pero si recae sobre bienes temporales, puede darse con y sin pecado”.

Así aplica Santo Tomás al salmo 68,10: El celo de tu casa me consume, el tipo de celo bueno.“La envidia difiere del celo, como hemos dicho. Por eso puede haber un celo bueno; la envidia, en cambio, siempre es mala”. (IIª-IIae q. 36 a. 2 ad 3)

2. El celo es causado porque tienes un amor intenso hacia algo y no quieres que nada se interponga

(Iª-IIae q. 28 a. 4 co.) “El celo, de cualquier modo que se tome, proviene de la intensidad del amor. Porque es evidente que cuanto más intensamente tiende una potencia hacia algo, más fuertemente rechaza también lo que le es contrario e incompatible. Así, pues, siendo el amor un movimiento hacia el amado, como dice San Agustín en el libro Octoginta trium quaest., el amor intenso trata de excluir todo lo que le es contrario. Esto, sin embargo, acontece de diferente manera en el amor de concupiscencia que en el amor de amistad…”

3. Un tipo de celo es el causado por el amor de deseo o concupiscencia, aquí está el celo por tu pareja y también el celo malo de la envidia

(Iª-IIae q. 28 a. 4 co.) “Pues en el amor de concupiscencia, el que desea alguna cosa intensamente se mueve contra todo lo que se opone a la consecución o fruición tranquila del objeto amado. Y en este sentido se dice que los varones tienen celos de sus esposas, para que la exclusividad que buscan en la consorte no sea impedida por la compañía de otros. De la misma manera también, los que pretenden destacar, la emprenden contra los que parecen sobresalir, como si fueran un impedimento de su propia grandeza. Y esto es el celo de la envidia, del cual dice el Sal 36,1: No envidies a los malignos, ni celes de los que obran la iniquidad.”

4. Pero hay otro tipo de celo causado por el amor que significa desear el bien al otro y defenderlo de todo mal. Este es el celo por el bien del amigo y sobre todo por la gloria de Dios

(Iª-IIae q. 28 a. 4 co.) “Mas el amor de amistad busca el bien del amigo; por lo cual, cuando es intenso, hace que el hombre se mueva contra todo aquello que es opuesto al bien del amigo. Y conforme a esto, se dice que uno tiene celo por su amigo cuando procura rechazar todo lo que se dice o hace contra el bien del amigo. Y de este modo también se dice que alguien tiene celo por la gloria de Dios cuando procura rechazar según sus posibilidades lo que es contra el honor o la voluntad de Dios, según aquello de 3 Re 19,14: Me abraso en celo por el Señor de los ejércitos. Y sobre aquello de Jn 2,17: El celo de tu casa me devora, dice la Glossa que es devorado por el buen celo quien se esfuerza en corregir cuantas cosas malas ve; si no puede, lo sufre y gime.”