La Natividad de María y nuestra concepción

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Hoy celebramos la Natividad de María que no es lo mismo que la Inmaculada Concepción. Pienso que aclarar esto, aunque parezca obvio, nos permitirá comprender mejor otros detalles acerca de la humanidad de nuestra Madre y la maravilla de Dios, así como de nuestras ideas acerca de la vida humana.

Recordemos que el año pasado, el 8 de diciembre, celebramos la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Es decir, el día en que Santa Ana y San Joaquín, padres de María de Nazareth, concibieron a su hija. ¿Concebir?

Definamos el término “concepción”. El diccionario de la RAE dice sencillamente que “concebir” es, dicho de una mujer, “empezar a tener un hijo en su útero”.

Es decir, hablar de “concepción”, “fertilización” o “comienzo del embarazo” es el momento en que un óvulo es fecundado por un espermatozoide. Allí comienza la vida humana.

La concepción es el momento en que Dios infunde el alma (que en filosofía llamamos la “forma sustancial” del hombre), comenzando a ser ese óvulo fecundado otra cosa distinta a las células de la madre y del padre. Allí hay un corte, un “antes” y un “después”, porque hay un ser nuevo.

Los padres han colaborado a la creación de Dios aportando la materia del cuerpo de su hijo. Por su parte, Dios guía todo ese proceso poniendo lo más importante: el alma de esa persona en particular. Ese óvulo fecundado, es ya una persona.

Esto es importante entenderlo bien. Según la ciencia moderna y la filosofía realista, la concepción es entendida desde ese primer momento de la fecundación del óvulo, y no desde la implantación. Es decir, el momento posterior en el que el óvulo fecundado -llamado blastocisto- se implanta en la pared del útero. Esto es un momento posterior a la concepción. Digo que es importante, porque en esto se juegan nuestras leyes civiles, la bioética y la defensa del ser humano.

En el caso de que se considere que la concepción comience recién en la implantación, entonces una mujer podría “deshacerse” sin problemas legales de un óvulo ya fecundado.

Pero si se considera que comienza en la fecundación, entonces se debe respetar todo derecho civil desde ese instante. Esto es lo que nosotros católicos consideramos. La vida humana comienza desde la concepción y la concepción propiamente se da cuando el óvulo es fecundado. Aquí no estamos hablando de un “futuro” ser humano, sino de un ser humano en acto, puesto que tiene la forma sustancial (el alma) desde entonces, guiando todo el proceso de desarrollo vital hasta el día de su muerte. Por eso, nosotros, más que la iglesia católica me refiero a los que seguimos una filosofía realista (es decir, basada en la objetividad de la realidad), estamos totalmente en contra del aborto.

Dice el abogado peruano Enrique Varsi Rospigliosi: “Un ser único e irrepetible, con su configuración e individualidad genética completa y que podrá, de no interrumpirse su proceso vital, seguir su curso hacia su vida independiente. La anidación o implantación, en consecuencia, forma parte del desarrollo del proceso vital, mas no constituye su inicio.”[1]

Y en último caso, si algún católico tuviese dudas si realmente ese óvulo fecundado es un ser humano, dice el magisterio: “Desde el punto de vista moral esto es cierto: aunque hubiese duda sobre la cuestión de si el fruto de la concepción es ya una persona humana, es objetivamente un pecado grave el atreverse a afrontar el riesgo de un homicidio. ‘Es ya un hombre aquel que está en camino de serlo’ (Tertuliano)”. (SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Declaración sobre el aborto provocado, 13.)

Todo esto para explica qué significa “concebir”. Concebir es comenzar a vivir. Esto es lo que celebramos el 8 de diciembre. Así fue concebida nuestra madre, como todo ser humano. Solo que ella fue concebida sin pecado original. Por eso respondemos al saludo “Ave María Purísima”, “Sin pecado concebida” (con “a” al final, porque Ella fue concebida).

Hoy en cambio, 9 meses después de diciembre, celebramos el nacimiento de María, cuando Santa Ana dio a luz a la Madre de la Luz del mundo. Pidamos a Nuestro Buen Jesús poder ser nosotros también concebidos en el vientre purísimo de María, fecundados en nuestra alma por el Espíritu Santo para poder dar a luz a Cristo a través de nuestras obras el día de hoy.


[1] https://laley.pe/art/3489/la-vida-humana-se-protege-desde-la-concepcion

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